Navidad

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Llegaste y te sorprendí, tu sumisa vestía solo las sandalias que tanto te agradan y un pañuelo de gasa rojo. Festejamos, cenamos, brindamos por el encuentro y deseamos muchos más. Tu mano se pegó a mí. Rozó todo mi cuerpo y dejó caer el pañuelo de gasa al suelo. Sobre él me acosté y ahí me usaste, sin mediar palabras, en silencio, con calma y en paz. Aromas a jazmines inundaban la habitación y esa música... esa, nuestra canción, sonaba más bella aun. Me recorriste entera y sentiste la entrega, el ceder mi cuerpo y mi mente, el dejar de ser para ser...
Fue una gran velada, una exquisita sesión. TA tp 4 EVER
Feliz Navidad Señor

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