Esclava

Los latidos de mi corazón cautivo en el pecho se aceleran, al entregarme a sus brazos, con la emoción y curiosidad casi intacta de una adolescente, o acercándome más a mi realidad, de una mujer que necesita amar y gozar del placer que él por esas cosas del destino esta dispuesto a brindar.
Su piel, ese aroma tan personal que me permite identificarlo hasta privada de mis sentidos en cualquier ambiente, la intensidad de su mirada que parece descifrar mis pensamientos y está  grabada en mi retina como un sello invisible imposible de quitar, la voz y aquellas palabras que susurró por primera vez al acercarme con firmeza a tu pecho, “te haré mi esclava....serás mi puta..... quiero que tu voluntad me pertenezca”. Descubrió en un instante lo que  he ocultado una vida.
La magia hace cada encuentro diferente, de su mano liberé mi instinto de mujer, imagino quizás que mis orificios fueron naturalmente diseñados para su deleite, la forma dominante con que sujeta firmemente mi cabello, y me somete decididamente a sus deseos, los fluidos compartidos, la humedad de nuestros cuerpos, la soga que desliza lentamente envolviéndome con su arte, el aliento que nos une en una única respiración,  los dolores que impone con tanto placer y amor, ese equilibrio exacto entre perversión y ternura, y las marcas ...... esas marcas....  que permanecen en mi cuerpo como una sublime señal de pertenencia.
La meseta orgásmica  pronto termina en el éxtasis, que se repite a lo largo del encuentro,  mezcla de súplicas y deseos colmados, las lágrimas fluyen incontenibles, bailo al compás de sus pasos, AMO mío, como un complemento perfectamente imperfecto, no hay tiempo, no hay mundo, hasta los silencios expresan sensaciones…..
Y las órdenes, mis órdenes, que ciegamente son obedecidas, y que solo son una expresión más del vínculo fuerte que nos une, un sello de lealtad, respeto y entrega.
Servirle AMO es  la  razón  que dio sentido a mi existencia.
por sofia42

1 comentarios:

Anónimo dijo...

es hermoso, gracias por compartirlo! Tal cual lo que pasa por mi cabeza, espero vivirlo alguna vez. Saludos,
Clarice