La mesa

0 comentarios


Pasó la cuerda por el aro que unen las esposas y tensó, sujetándola en los ganchos de la mesa., separó las piernas y realizó el mismo proceso... Esa cuerda pasó por aro que sujeta mi cabello…Mi cuerpo quedó pegado, fundido en la suave madera de roble. Pude sentir el aroma a maderas, boca abajo, desnuda, ojos vendados y amordazada… me usó.
Esta vez agregó la mariposa y a máxima potencia torturaba mi clítoris mientras azotaba mi piel. Fue un uso extremo y pasado largo tiempo, sin pausa alguna, mi mente  se disparó y quedé laxa. Al ver que ya no había reacción y con la templanza que lo caracteriza, soltó la cuerda y me giró.
Esta vez en la misma posición pegada a la mesa pero boca arriba, fue mojando con hielo y volcando vela en mi cuerpo. No azotó, al terminar de pintar su tela, me penetró profundo y con movimientos rítmicos y variados… me llenó. Pude sentir su respiración agitada, su taquicardia, su olor…
Quitó la mordaza, besó mis labios y se fue a duchar. Al regresar, fue soltándome con precaución, lentamente fui moviendo mi cuerpo. Quitó la mariposa y dijo… te espera el baño, ya está todo listo.
Vi cómo caía el sol desde la ventana y me alegré pues aun quedaba toda la noche.
tp TA

[...]